martes, 27 de abril de 2010

DUBUJO




Te Regalo el Corazón
Xilografía sobre papel
35 X 50 cm.



Soy yo

Hace dos vidas, tres, algunas reencarnaciones, el niño Rafael Sánchez de Icaza se tiró al ruedo de espontáneo – gritos, oles- y llanto, el toro le rasgó una pierna y lo lanzó –aire bruto- hasta el castillo de Chapultepec. Abrió los ojos –aturdido-, en la recámara de Maximiliano de Habsburgo. Del retrato de la pared –dando un brinco-, bajó Fray García Guerra. Dijo: Rafaelito, presentado para el arzobispado de México por Felipe III en octubre de 1607, vine a Nueva España y tomé el gobierno del virreinato el 17 de junio de 1611. Impuse el toro pese a mil espasmos de la tierra mandados por el señor Jesucristo. ¿Y a mí qué?, respondió el niño, alzando los hombros. Caramba, prosiguió el virrey, solo quiero decirte que comparto tu afición, chatito, yo fui sacerdote y político torero. ¿Y a mí qué? El espíritu de Maximiliano se materializó para decir: El virrey significa que si en vez de venir yo a gobernar hubiese descendido el poeta García Lorca, los liberales habrían triunfado después de cinco cornadas. Yo fui el toro de Juárez, me trinchó con sus banderillas y con la espada le dio cuello al imperio. ¿Y a mí qué?, quedé cojo e inservible, voy a recluirme en una agencia de publicidad. Vaya, dice el virrey; vaya, comenta Maximiliano; vaya, agrega García Lorca. Un mesero de blanco entra con una botella de presidente, diciendo: cuba de uva para los toreros. Ándale, Rafaelito, tómate una y decrece. El mesero revuelve con un pincel. Me siento más niño que Manolete. Y olé, responde el mesero. Moja en alcohol sus cuitas y vuelve al ruedo pintando. Nunca. El virrey comenta por lo bajo a García Lorca: A éste, como a mí, no lo asustan los temblores. Será alguien, lo juro por Dios. El poeta “sonriente”, responde: Juradlo por el capote, señor exgobernante, por la sangre derramada a las cinco en punto de la tarde. Por cierto, a esa hora habrá presentación, interrumpe Maximiliano. Vendrá Carlota, Don Antonio López de Santa Anna, Sor Juana Inés de la Cruz (“señor virrey, estáis como Rafaelito, sacáis toros de las orejas hasta el día de la pasión de Jesucristo”), Silverio Pérez, Emiliano Zapata y Obregón, muertos en el ruedo hace poco tiempo, dos o tres reencarnaciones. García Lorca se acerca a Rafael, convertido ya en adolescente y le dice: habrá presentación, muchacho, espabílate. ¿Y a mí qué? Te presentamos a Rafael Sánchez de Icaza, quien entra al cuarto de Maximiliano con cien años encima. Y ese ¿quién es? Tu persona pintura, responde Fray García Guerra, mi continuidad, la de Manolete y Arruza. El joven Rafael, viéndose grande, alza la copa y brinda, pero, enseguida, arroja el vaso contra la pared. Comienzo a conocerme. Entonces, no te enojes, murmura García Guerra. Y por qué no, contesta furioso Rafael el grande, casi convertido en un miura. Odio esconderme. Pinto lo que me habita. Mis rencores, mis sentimientos, mi rabia taurina. Lo que no esperábamos, dice Maximiliano, el retrato de la loca Carlota, se ha hecho popular a través de las cornadas. En vez de francés quiere ser mexicano. Es mexicano, expresa el mesero, poniendo sobre la cama una garrafa de pulque. Pero trabaja en publicidad y es casado, dice el retrato de Carlota, le roba tiempo a las noches y a los fines de semana, fuchi, satíricamente pensando, el pobre es un desastre. Continúa yendo a los toros. Torea. Pinta. Estiliza sus necesidades vitales, se las bebe –ron y pulque. He ordenado que se construya una puerta que va de la agencia a la galería. Rafael, pronto, entrará por esa puerta y ya no podrá regresar a los anuncios- anuncia el virrey. Prefiero los anuncios a comercializar, dice Rafael, el mayor, y yo también, repite como eco el adolescente. Maximiliano se sacude el polvo. Me gusta. Carlota lanza una carcajada. Me gusta. García Lorca recita “a las cinco en punto de la tarde”. Rafael adolescente y Rafael mayor se miran intensamente. ¿Quién eres tú? Soy tú. ¿Y tú? Soy yo. Nos encontramos en una plaza de toros.


Juan Trigos.




Piñata
tinta china sobre opalina
35.5 X 43 cm.


Domingo en el parque 2.
Tinta china sobre opalina
de 35.5 X 43 cm.



Clásico
Tinta china sobre opalina de 35.5 X 43 cm.
Tinta china sobre opalina


Rosinante
Tinta china sobre opalina de 35.5 X 43 cm.
Tinta china sobre opalina


Fantasío
Tinta china sobre opalina de 35.5 X 43 cm.
Tinta china sobre opalina


La Espera
tinta china sobre opalina
35.3 X 43 cm.



Familia 1
Tinta china sobre papel .

Grupo 1
Tinta china sobre opalina
de 35.5 X 43 cm.



Muros 1
Carboncillo sobre papel.



Mujer con Quexquémetl
Carbóncillo sobre papel.



Pequeña Parte del Mito
Tinta china sobre papel



Modelos en el Estudio.
Tinta china sobre papel



Chatarra Espacial.
Tinta china sobre opalina de 35.5 X 43 cm.
Tinta china sobre opalina


CABALLOS
Lusitano
Tinta china sobre papel


TAUROMAQUIA ZAINA



Encierro
Tinta china sobre papel
Al Compás de la Música.
Tinta china sobre papel


 Puerta de los Sustos
Tinta china sobre papel


Lance Fundamental 
Tinta china sobre papel

Prueba de Bravura
Tinta china sobre papel


Giro Martinezco.
Tinta china sobre papel


Refrendo de Casta
Tinta china sobre papel


Lo Bien Arrematao
Tinta china sobre papel


En lo Alto del Morrillo.
Tinta china sobre papel


Dominio.
Tinta china sobre papel


Don José con la Derecha.
Tinta china sobre papel

Arroyo al Natural.
Tinta china sobre papel

Colofón.
Tinta china sobre papel

Cancion 4
lápiz sobre papel
21,5 X 29 cm.


Cancion 3
lápiz sobre papel
21.5 X 29 cm.


 Canto a la Reina
L+apiz sobre papel
29 x 21.5 cm.

Codependencia
tinta china sobre papel
30 X 50 cm.















No hay comentarios: